Mayor riesgo de suicidio en menores con problemas de sueño
Según un estudio publicado recientemente, existe un riesgo mayor de ideación suicida o intentos de suicidio en menores que enfrentan problemas del sueño.
Dra Angie González


Un estudio publicado recientemente sugiere que existe un riesgo mayor de ideación suicida o intentos de suicidio en menores que enfrentan problemas del sueño. El estudio titulado Sleep Disturbance and Subsequent Suicidal Behaviors in Preadolescence se publicó el 16 de septiembre de 2024 en la revista médica JAMA Network Open.
El estudio encontró que tener trastornos graves del sueño a los 10 años de edad está vinculado con un riesgo 2.7 veces mayor de ideación suicida e intentos de suicidio dos años después. Casi uno de cada tres participantes con trastornos graves del sueño reportaron algún nivel de comportamiento suicida.
Según el estudio, el suicidio es una de las principales causas de muerte entre los niños de 10 a 14 años y este es un grupo de edad que también tiene altas tasas de trastornos del sueño. Los problemas del sueño están entre las diez señales de riesgo de suicidio de acuerdo al Substance Abuse and Mental Health Services Administration (SAMHSA) y constituye un factor de comportamientos suicidas incluso luego de haber estabilizado síntomas de depresión.
Los investigadores utilizaron los datos de 11,877 niños reclutados por el Estudio de Desarrollo Cognitivo del Cerebro Adolescente en 21 sitios de Estados Unidos cuando tenían 9 o 10 años de edad. En ese momento, los tutores de los niños respondieron cuestionarios sobre la salud del sueño de estos que incluían factores como problemas para conciliar el sueño o permanecer dormido, despertarse durante la noche, somnolencia excesiva, trastornos respiratorios del sueño y sudoración excesiva durante el sueño, entre otros.
Los tutores también completaron formularios sobre los síntomas de ansiedad o depresión de sus hijos. Los investigadores consideraron, además, información de los antecedentes familiares de depresión, conflictos familiares y la supervisión de los padres.
Entre los resultados se encontró que, cuando los participantes tenían 11 o 12 años, el 91.3% de ellos no había experimentado pensamientos o intentos suicidas en los dos años transcurridos desde la primera recopilación de datos. Sin embargo, entre los que sí lo hicieron, los trastornos del sueño se vincularon con mayores probabilidades de ideación e intentos suicidas. El riesgo fue más alto entre los participantes de color y las adolescentes. Además, tener pesadillas diarias se asoció con un riesgo cinco veces mayor de conductas suicidas.
El estudio subraya la importancia de la calidad del sueño entre los menores y la relevancia que tienen los problemas del sueño como indicador o predictor de posibles ideas o conductas suicidas en esa población. Los padres deben conceder importancia a los problemas de sueño de los niños y buscar atención médica y psicológica de manera oportuna.
La presente generación de niños y adolescentes con frecuencia se acostumbra a restar importancia a la necesidad de tener buenos hábitos de sueño. A estas edades las personas necesitan disfrutar de unas 8 a 9 horas de sueño cada noche. El acceso a los equipos electrónicos dentro de las habitaciones pudiera ser una de las principales causas de los pobres patrones de sueño entre los menores de edad.
Se recomienda que los padres o tutores establezcan normas claras acerca del uso de los equipos electrónicos, que no permitan la presencia de los equipos electrónicos dentro de las habitaciones (incluyendo televisores, computadoras, tabletas, consolas de videojuegos y teléfonos móviles), que establezcan horarios para dormir que garanticen de 8 a 9 horas de sueño y que supervisen regularmente el sueño de los niños.